Regina Dejiménez | Tejer lo que aún no está tejido

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Regina Dejiménez es artista, madre y emprendedora

Utiliza el arte textil como elemento expresivo y comunicador, creando espectaculares instalaciones de grandes dimensiones, esculturas orgánicas de formas imposibles y bellos objetos de diseño a base de tejidos.

Esta es su manera de explorar los límites entre arte y artesanía, lo que le ha llevado a ser pionera en la experimentación de formatos y universos propios con el tejido como protagonista.

Desde su estudio en Pedreguer (Alicante), esta investigadora humana y creadora multidisciplinar diseña nuevos imaginarios y da forma a otras posibles realidades.

Te invitamos a conocerla y a profundizar en este interesante trabajo que fusiona modernidad con tradición.

"El arte nos acerca a descubrir los misterios de la vida y de la conciencia"

El lenguaje de lo vivo

Nada es casualidad, Regina creció entre los hilos y agujas de su madre, quien no solo hacía ropa, sino que coleccionaba tejidos, prendas y muchas ganas de transformar todo material.

Con ella aprendió sus primeras técnicas artesanales y a apreciar la calidad.

Estudió Historia del Arte primero y Fotografía después, sin embargo, fue durante un viaje a India con 21 años cuando se dio cuenta de que lo suyo era el arte.

Se nutre de aquí y allá. De la tradición textil de Estambul al telar mapuche chileno, la artista aprende de las técnicas tradicionales y culturas ancestrales que va conociendo de la mano de las mujeres mayores de los distintos lugares.

Así es cómo crea un lenguaje propio en el que fusiona el bordado con el ganchillo, los acolchados o cualquier posibilidad expresiva relacionada con el textil. No se deja ni una.

Le sirve para comunicar su interés por lo vivo, por la mezcla de culturas, la fusión, la danza, la meditación, la naturaleza y la energía.

Materializar sensaciones

Desde Nueva York hasta Corea, sus impresionantes instalaciones han recorrido medio mundo, consiguiendo reconocimientos tan potentes como el último premio Nuevos Entornos Creativos en la edición de Madrid Design Festival 2024.

Si le preguntas, Regina cuenta que prefiere materializar sensaciones a cualquier otra cosa.

Las percepciones como la manera en la que los fenómenos de la naturaleza se manifiestan en nuestra piel o cómo la materia se va transformando en sus diferentes estados son sus favoritas.

El cambio permanente o las relaciones sistémicas son temas recurrentes en su obra, «hablo de cómo el tiempo genera deformación,  fusión y  complejidad y como estos pueden ser  elementos llenos de elegancia».

Dice que los resultados de su proceso de trabajo le dan respuestas a los misterios que le plantea la vida y que el arte le sirve «de canal comunicador para entender como estoy, como quiero estar y cómo podríamos  estar todos».

Quizá por eso, se queda con lo abstracto y con la curiosidad que provoca en las personas no saber si lo que están admirando es un árbol, un fruto o un órgano del cuerpo humano.

"El tejido es el primer objeto que nos toca al nacer y el último que nos cubre al morir"

El tejido como materia prima

“El tejido es el primer objeto que nos toca al nacer y el último que nos cubre al morir”, afirma. 

Tiene claro que esta materia se acerca a las personas de una manera íntima y cotidiana. 

Le seduce sus posibilidades de arrugarlo, rasgarlo, romperlo, componerlo, aplicarlo, acolcharlo, pintarlo, bordarlo.... «En mi vida el tejido tiene protagonismo desde la infancia y ahora he trasladado todo ese aprendizaje de sensaciones a mi terreno:  me interesa el análisis del mundo orgánico tanto como los procesos de meditación».

Para profundizar en ambos mundos combina momentos de expresión impulsiva y visceral con momentos de creación pausada, controlada y cercana a la alta costura».

No se cierra a ningún material, siempre y cuando sea coherente con sus valores y respetuoso con el entorno.

«Necesitamos dejar de producir materiales plásticos y derivados y no explotar los recursos orgánicos. Por este motivo, intento buscar alternativas y utilizo siempre materiales antiguos, tejidos en stock, lanas sostenibles como la lana que desechan los pastores y pastoras».

Vivir en un entorno rural es clave para vivir de acuerdo a sus valores y poder poner atención a cada cosa que hace, bien sea bailar (baila mucho), meditar o dejar espacio a la improvisación.

«He vivido muchos años en comunidad y creo que es una manera de familiarizarnos con la realidad ecológica que nos espera detrás de la esquina.


Una forma en la que vamos a tener que compartir más, trabajar en equipo y dejar de vivir desde el individualismo racionalista para poder subsistir con los recursos que hayamos dejado a nuestras futuras generaciones».“El tejido es el primer objeto que nos toca al nacer y el último que nos cubre al morir”, afirma. 

Tiene claro que esta materia se acerca a las personas de una manera íntima y cotidiana. 

Le seduce sus posibilidades de arrugarlo, rasgarlo, romperlo, componerlo, aplicarlo, acolcharlo, pintarlo, bordarlo.... «En mi vida el tejido tiene protagonismo desde la infancia y ahora he trasladado todo ese aprendizaje de sensaciones a mi terreno:  me interesa el análisis del mundo orgánico tanto como los procesos de meditación».

Para profundizar en ambos mundos combina momentos de expresión impulsiva y visceral con momentos de creación pausada, controlada y cercana a la alta costura».

Trabajar desde la presencia

Más allá de lo estético, sus creaciones invitan a sentir, a mirar hacia dentro y a conectar con lo tangible para llegar a lo trascendental.

«Con mi piezas traduzco información que viene del inconsciente y de la propia naturaleza. Trabajo desde la intuición y doy poder al momento presente para combinar memoria corporal, técnica y los comportamientos de la materia», nos cuenta Regina sobre su proceso creativo.

Se nota que lleva toda la vida practicando danza y que todo parte de crear un espacio de conexión con ella misma y con lo que le rodea. 

«Es importante para mí la sensación de  movimiento y que, tanto en el proceso como en el resultado, exista plena libertad, creativa y de pensamiento», puntualiza.

Así es como crea las piezas que no solo se ven, sino que se experimentan tanto sensorial como emocionalmente.

Después de casi 20 años de carrera, en este momento su trabajo se centra en la investigación y experimentación. Dice que el cuerpo le pide espacio, tamaño, combinar técnicas y materiales y, sobre todo, tejer lo que aún no está tejido.

Tiralahilacha, la historia de muchas personas convertida en segundas pieles

Regina Déjimenez es familia para Tiralahilacha. 

Como ella misma cuenta, nos conocimos al poco tiempo de su llegada a Alicante: «En la primera comida que ofrecí a amig@s en mi nueva casa, propuse que trajeran a otras personas que pensaran que iban a ser afines al resto. 

Así apareció la preciosa familia Tiralahilacha. Después de ese día, se dieron miles de conexiones por lo que actualmente les considero mis personas clave en todo el territorio de la Marina Alta».

¿Qué te hacen sentir nuestras prendas? ¿Tienes alguna favorita?

«Tiralahilacha no son prendas. Son la historia de muchas personas convertidas en segundas pieles.

Es uno de los proyectos que me mantiene esperanzada con la consciencia humana. Es una solución a un grave problema.

Hablando desde la máxima sinceridad, al probarte una prenda Tiralahilacha sientes una sensación diferente a cualquier otra marca. 

Yo siento consistencia, pureza y alivio. El tejido es fuerte, está limpio y es a la vez liviano y suave.

También puedo confirmar el buen envejecer que tienen vuestras prendas. El algodón es de tan alta calidad —y estamos tan poco acostumbrados a ello— que realmente sientes que tienes un objeto especial entre tus manos.

Son prendas como las de antiguamente, que por su calidad pueden durar varias generaciones. Por no hablar del estilo, creo que podría vestir de Tiralahilacha desde ahora hasta el fin de mis días y siempre estaría cómoda y  elegante», responde.

Y no nos puede hacer más ilusión escuchar a alguien a quien admiramos tanto decir esto. Gracias por tanto, Regina.


En las fotos, Regina lleva el top vintage de punto calado hadara color mostaza y el favorecedor vestido Hiara en marrón corteza.

Juaco, su pareja, lleva el pantalón de lino Herman en negro junto a la camiseta Harmony de algodón orgánico waffle marrón.

El peque lleva la camiseta Haco marrón corteza con el pantalón Hallow en waffle color azul.

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