En función de su origen y cómo se fabrican, hay 3 tipos de fibras textiles: naturales, artificiales o sintéticas.
Fibras textiles naturales
Se llaman así porque se obtienen de la naturaleza, sin intervención humana y pueden ser de origen animal o vegetal.
Las fibras de origen animal provienen del pelo de animales como el cachemir, la alpaca o la lana. También de secreciones como en el caso de la seda.
¿Cuáles son sus características? Suelen ser tejidos que absorben la transpiración y proporcionan una sensación de calidez y suavidad.
Para su cuidado, te recomendamos lavarlas a baja temperatura y con detergentes neutros o alcalinos. Por otro lado, las fibras de origen vegetal se extraen de las plantas.
La más común es el algodón —usada y conocida en el mundo entero—, que se saca de la pelusa que rodea las semillas de su planta.
El lino, el cáñamo o la rafia son otro tipo de fibras textiles vegetales. Por lo general, las fibras vegetales absorben bien el sudor y aíslan el calor.
Fibras textiles artificiales
Las fibras artificiales son creadas por el ser humano mediante procesos químicos o mecánicos a partir de fibras naturales.
Estas fibras son diseñadas para imitar las propiedades de las fibras naturales o para ofrecer características específicas que las naturales no proporcionan.
El rayón, el elastano, el lyocell y el tencel forman parte de esta categoría.
Estas dos últimas son más saludables y sostenibles y no utilizan sustancias tóxicas.
Se caracterizan por ser biodegradables, transpirar bien y tener un tacto suave y agradable.
Las fibras sintéticas
Las fibras sintéticas son creadas a través de procesos químicos partiendo de compuestos que vienen del petróleo, el carbón o el gas natural.
La lycra, los acrílicos o el vinilo son algunas de las más utilizadas.